(La Habana, 28 de octubre). La sesión vespertina del X Taller de Intercambio de Experiencias desplegó este jueves un fructífero espacio de análisis y producción teórica sobre el modo como las diversas miradas de los participantes identifican el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en cada unos de sus contextos de actuación. Apegados a la dinámica de un verdadero laboratorio, los cinco subgrupos de debate (dos de ellos virtuales) profundizaron en los desafíos, aprendizajes y contribuciones que ha supuesto la interacción con esta iniciativa global impulsada desde 2015 por la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Imposible de resumir en unos cuantos párrafos la totalidad de los aportes vertidos en este intercambio. No obstante, afloraron varios puntos en común que denotan aciertos y debilidades que demandan abordajes urgentes, toda vez que expresan las posibilidades reales de avanzar en un desarrollo comunitario integral. La capacitación, la relación comunidades-gobiernos, el marco legal, la gestión de financiamientos, el acceso a tecnologías, fueron algunos de los puntos más intensamente tratados.
Desde el punto de vista de la capacitación, fue recurrente la necesidad de que los gestores locales cuenten con herramientas que les permitan diseccionar los ODS y derivar de ellos aplicaciones que se correspondan de forma coherente con sus entornos y necesidades. Herramientas que deben incluir la evaluación sistemática de qué avanza y qué no, así como la readecuación lógica de diagnósticos que puedan atemperarse a los cambios del contexto.
En cuanto a la relación con los gobiernos, sigue resultando esta un área que precisa mucha más incidencia, dado que no siempre los espacios donde se toman decisiones tienen en cuenta aspectos culturales que transversalizan todos los procesos sociales. Según se expresó en los debates, no son pocas las estrategias de desarrollo municipales donde sigue estando ausente la línea sociocultural. Muy relacionado con esto se mencionó el acceso a financiamientos para la gestión de iniciativas culturales, independientemente de las legislaciones existentes –no siempre conocidas a fondo por los actores locales– y el impacto de ese tipo de proyectos para elevar la calidad de vida de los pobladores.
El desarrollo tecnológico, con mucha influencia hoy sobre todas las formas de comunicación y, por tanto, sobre uno de los aspectos más importantes de cualquier iniciativa sociocultural, emergió como otro aspecto crítico a transformar. Sin embargo, se reconoce que su repercusión no se limita a las comunicaciones, sino que alcanza cualquier área del desarrollo, desde la gestión de la información y el conocimiento, hasta la solución de problemas ambientales, formas de comercio electrónico, soluciones industriales ecológicas, y un larguísimo etcétera.
Más allá de la especificidad de estos ejemplos, se comparte la noción de compleja interconexión que existe entre unos y otros pues, por ejemplo, el acceso y aplicación de las tecnología, requiere capacitación, pero también financiamiento, y este debe gestionarse dentro de un marco legal, y este debe ser legislado de forma participativa por los gobiernos, y estos a su vez deben capacitarse… De modo que en la aplicación y alcance futuro de los ODS en las comunidades cubanas y del resto de la región, independientemente de lo avanzado, queda todavía mucho camino por recorrer.
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